Una de las claves para la victoria de los partidos de derechas y extrema derecha, es agitar el fantasma racismo, utilizándolo como bastión sobre el que cimentar su campaña electoral puesto que una gran parte de los votantes ven en la inmigración, el chivo expiatorio de todos sus males, frente a esa cuestión los políticos habidos de poder y faltos de ideas, prometen al electorado la expulsión de los inmigrantes ilegales, el control sobre los que legalmente viven en nuestras ciudades, así como toda suerte de medidas de control que en el fondo imposibiliten algunos derechos y libertades que la democracia sí que brinda a los ciudadanos autóctonos creando así ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda.
Para hacerlo y por poner un par de ejemplos, hay quien tiene como eslogan de campaña, “ primero los de casa”, o bien quien reparte panfletos racistas en la población acusando a determinada etnia de venir a España a delinquir, colocando en el mismo saco a todos, es por ese motivo que ante tal cumulo de inmoralidad política de quienes escampan ese discurso racista falso y destructivo, ante la falta de moralidad del votante que cree en ese discurso falso, fácil de articular, e inviable, los cuales no dudarían en protestar al ser tratados igual por los votantes en otras latitudes, solo se puede y se debe decir basta.
Basta de engañar a la sociedad con falsas promesas las cuales son incumplibles por los gobiernos locales, ya que es imposible que un gobierno local expulse a los inmigrantes de su población, puesto que se escapan a sus competencias, basta de mentir al electorado diciendo que las ayudas serán para los de casa, porque las ayudas son para los más necesitados con independencia de su procedencia, ya es hora que la clase política de nuestro país este a la altura de la realidad y que deje de un lado el discurso racista para justificar su falta de ideas, ya esta bien de engañar al ciudadano diciéndole algo que no puede cumplir y que solo sirve para dividir mas a una sociedad que necesita cohesionarse para avanzar.
Y es que el discurso frentista que escampan algunos políticos para llegar al poder, debería de ser tan censurable como el de aquellos que apoyan la violencia como vehículo político para obtener sus fines y se debería de prohibir, porque a veces y mal que me pese decirlo la prohibición es una solución.
Antonio Garcia Leal ®
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