miércoles, 7 de enero de 2009

PARA EMPEZAR UN POCO DE POLITICA DOMESTICA

Con el fin de aliviar la carga de trabajo de las saturadas SOC(Servicio de Ocupación de Cataluña), la consejería de trabajo a decidido aliviar, dicha carga, creando una línea telefónica de atención a los parados de Cataluña mediante el 012, a través de dicha línea, se podrá renovar la demanda de empleo.


Esto sería una buena herramienta para los desempleados si no fuese por una cuestión de peso, dicha cuestión obedece al coste de la llamada telefónica para hacer uso de éste singular servicio, el cual supuestamente, no olvidemos, que está orientado a personas desempleadas, el coste del servicio es de 0,33 céntimos por el establecimiento de llamada y de 0,87 céntimos por minuto con el IVA incluido.

Tratándose como hemos dicho de un servicio orientado a los parados de Cataluña, yo me hago las siguientes e inevitables preguntas:

¿Por qué a un parado a de costarle dinero, un servicio que la administración está obligada dar, cuando menos, mediante todos los medios a su alcance?

¿Por qué para indicarnos el coste de dicho servicio, nos ponen un asterisco junto al 012, el cual nos remite al pie de página de la carta y en letras minúsculas, cual trampa comercial, nos indica los costes de establecimiento de llamada y el precio por minuto?

Estas son las preguntas que me hago como ciudadano de Cataluña, nacido en Cataluña, que vota y vive en Cataluña y que observa con indignación y desasosiego, como nuestros políticos, aquí en Cataluña, tratan de llenar las arcas públicas incluso a costa de personas que cobran subsidios de desempleo. Y por este motivo y no por otro, tengo la sana intención de presentar una reclamación ante el estamento competente para que se elimine el coste de dicho servicio, por estar orientado a ciudadanos que se encuentran en situación límite ante la coyuntura económica actual y porque la realidad, desde mi punto de vista, es que los gestores públicos están obligados a prestar un servicio de calidad sin que ésto suponga un sobre coste económico para la ciudadanía, y si aun así eso no es posible, entonces cuando nos envíen la carta para indicarnos la existencia de dicho servicio, bien claro y en letras que tengan el mismo tamaño que las letras donde se nos indican los parabienes del servicio que se nos pongan los costes del servicio a renglón seguido.

Para concluir este artículo, quisiera recordarle a la clase dirigente catalana, que de poco sirven servicios, que lejos de ayudar a los ciudadanos, se convierten en un lastre económico para éstos y por este motivo estoy totalmente en contra de que se cobre por prestar este servicio dada la situación de las personas que para las que está orientado.


Salud y República

Antonio García Leal