Ochentaicuatro
años después de la proclamación de la segunda Republica Española, los ecos de
aquel periodo siguen sonando dentro de la sociedad civil y política de nuestro
país, demostrando que ni el fascismo que
durante 40 años campó a sus anchas por el país, ni sus herederos, han sido
capaces de borrar de la memoria colectiva de una parte de la sociedad el anhelo de vivir en un país donde sus
instituciones y por ende su sociedad sea
más justa y más democrática. Donde todas las instituciones sean del
pueblo, por el pueblo y para el pueblo y donde el acceso a estas no sea por
derecho, nombre y rango.
Así,
ser republicano en el siglo XXI no es querer tener derecho a elegir en las
urnas al jefe del estado, sino que se trata de profundizar en cambios en todas
las instituciones que rigen el destino del país para democratizarlas y
construir una sociedad próspera, justa y equitativa. Donde todos tengamos
derecho a decidir libres y en libertad hacia donde queremos encaminar nuestro
destino colectivo y donde las instituciones trabajen para los ciudadanos y no
para el capital como sucedió en el verano de 2011. En aquel momento, el PP y el
PSOE modificaron la
Constitución del 78 para pagar las deudas del estado y de los
especuladores con el dinero de la sanidad y la educación de todos los
ciudadanos. De esta manera, en 2014 hemos asistido los ciudadanos y ciudadanas
como meros espectadores al cambio de jefe del estado, entre la pompa y el boato, en un periodo en que el
pueblo pasa hambre o es desahuciado por una banca que es rescatada con el
dinero del pueblo.
En
consecuencia, considero que es necesario
derogar la constitución del 78, proclamar la III República y
abrir un proceso constituyente donde los ciudadanos y ciudadanas de nuestro
país tomen posesión en su conjunto del derecho a decidir, redactando un texto
constitucional consensuado con el pueblo. Entiendo que vivimos en un periodo
donde los ciudadanos están formados y preparados para asumir los cambios y para entenderlos desde la
racionalidad y sin el abismo del
encontrarse, como se encontraron
nuestros padres y abuelos, ante la encrucijada de más Franquismo o Constitución
del 78. Hemos de evolucionar de forma pacífica y democrática hacia un cambio
radical en las instituciones y estructuras del estado que abra paso a un
periodo de prosperidad construida desde abajo y dirigida entre todos los que de
forma democrática y pacífica quieran participar.
En
este sentido, hoy tenemos claras muestras que la sociedad actual está dispuesta
a tomar las riendas del cambio y lo ha demostrado el 15M o a través de todas
las mareas multicolores en defensa de lo público; lo ha demostrado en las urnas, con
parlamentos multicolores, y lo demuestra día a día protestando, pese a que el
gobierno de derechas se empeñe en hacer
leyes que impidan este derecho fundamental en democracia. Así, hoy el pueblo
está maduro para un cambio necesario o lo que es lo mismo para la evolución
natural de la España de las
autonomías, hacia un modelo de Republica Federal, ya que el actual sistema está
agotado y esta crisis lo ha demostrado.
Sin
embargo, está claro que hoy 14 de Abril
de 2015 no podemos ni debemos olvidar a quienes dieron sus vidas por defender
los valores, derechos y deberes de la constitución de la Segunda Republica
Española.
Ellos defendieron, desde el derecho al voto, algo tan fundamental y
necesario para construir un mañana prospero y democrático, hasta el derecho a
la sanidad. Así, dieron sus vidas, para que los ciudadanos y ciudadanas de todo
cuño tuvieran acceso a la enseñanza pública. Lucharon por un texto que
establecía en su artículo 2 que todos los españoles son iguales ante la ley o
en su artículo 6 que el estado español renunciaba a la guerra como instrumento
de política nacional, un texto que a través de su artículo 46 sentaba las bases
de la sanidad pública que hoy tenemos.
Hoy
muchos de los que dieron sus vidas luchando por defender los derechos y deberes
de la carta magna de 1931 están tirados en las cunetas de las carreteras o
enterrados en fosas comunes sin identificar, víctimas de la barbarie fascista
que durante 40 años se instaló en España de la mano del general Franco y sus
acólitos. “Ellos” no dudaron en asesinar de forma vil y cobarde a todos
aquellos que no defendían los valores del “movimiento” que gano la guerra civil
gracias al apoyo de la
Alemania nazi o de la Italia fascista.
Por
lo tanto, a todos los que están tirados en las cunetas de las carreteras y a
sus descendientes les debemos todos los demócratas de España la identificación
y devolución de los restos de los sus familiares y justicia.
Debemos cerrar este capítulo de nuestra
historia y comenzar a escribir el nuevo capítulo que conduzca al pueblo Español
de forma democrática hacia la
III República, para acabar de democratizar las instituciones
del pueblo.
Hoy
es tiempo de reflexión y de memoria de todos los republicanos del siglo XXI, es
tiempo de mirar atrás para no olvidar de dónde venimos, pero también es tiempo
de mirar hacia adelante para saber hacia dónde vamos. Es tiempo de construir
una conciencia republicana sólida entre los ciudadanos y ciudadanas de todo
cuño, a lo largo y ancho de nuestro país, capaz de impulsar la proclamación de la III Republica
Federal Española, una Republica que seguramente en palabras de Abraham Lincoln seria “Del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”
Salud
y república
Antonio Garcia Leal ®
Coordinador de redes ICV El Vendrell