La marea azul que las pasadas elecciones dejo todo el
país en manos de la derecha española, ha pasado de ser una marea, para
convertirse en un tsunami terrorífico que está destruyendo los débiles cimientos
sobre los que se asientan los derechos de la clase trabajadora española. El obrero de hoy involuciona a pasos
agigantados, por culpa de la especulación financiera, la falta de regulación del
sector económico, y sobre todo, por la codicia de unos cuantos especuladores
que pretenden atesorar fortunas incalculables e ingastables para tener lujos extravagantes.
En España esta marea azul convertida en tsunami, nos
está dejando sin derechos y sin capacidad de maniobra, algo que siempre ha
querido la patronal, puesto que su negociación siempre ha orbitado sobre la
necesidad de rebajar el despido hasta
llegar al despido libre; algo que conseguirán en poco tiempo, si se lo
proponen, y en desmontar el estatuto de los trabajadores que garantiza a la
clase obrera, unos derechos que durante 40 años les fueron negados, y que muchas
vidas han costado.
La reforma del mercado laboral que propone la
derecha convierte ERE en una herramienta más para que la patronal pueda
parapetarse; establece que el periodo de
prueba para los contratos sea de un año
y que el trabajador cobre de la empresa y del paro a la vez; se modifica la negociación
colectiva, haciendo que se permita la prórroga indefinida de los convenios y la
creación de un voluntariado, formado por los parados que cobren prestación, que
servirá para cubrir las bajas de los trabajadores de las empresas que se estén formando.
Estos son algunos de los aspectos de la reforma del mercado laboral que nos propone la derecha, una reforma que desnuda al trabajador, frente al empresario, que rompe las reglas del juego de la negociación colectiva, y que convierte al parado remunerado con su propio dinero en un instrumento de la administración, para que los que ya tienen trabajo puedan crecer en sus puestos, es decir, institucionaliza un nuevo estamento dentro de la clase trabajadora y crea un escalón más bajo que el trabajador de ETT, el parado remunerado.
Aunque yo creo que nos está bien empleado, la clase
obrera de esta país se subió rápidamente al tren del nuevo rico en el que nos
metieron los políticos, todos queríamos tener dos coches, dos casas, y un yate,
mientras disfrutábamos de nuestros dos coches que es a lo único a lo que
llegamos, dejábamos que los políticos de este país despilfarrasen el dinero de
los años de bonanza, mirábamos a otro lado cuando los escándalos de corrupción salían
a la luz e incluso ha habido quien después ha seguido votando a los políticos
presuntamente corruptos, aludiendo a que era un mal menor.
El colofón final de esta triste historia y el
comienzo por ende en nuestra larga travesía por el desierto; es esta reforma
del mercado laboral que nos hace involucionar a pasos agigantados, retrocedemos
divididos y encadenados, divididos en por los tipos de trabajadores que existen
y que si prospera esta reforma pasaran de 4 a 5 clases, que son, los
representantes sindicales, los trabajadores indefinidos, los trabajadores
eventuales, los trabajadores de ETT y si la cosa prospera los parados
subsidiados, estos últimos posiblemente acaben con los puesto de muchos de los trabajadores de ETT.
Encadenados, a nuestra deudas a largo plazo, que los
banqueros nos vendían hace unos años y que ahora parece que son un lastre para
sus cuentas, encadenados a unas leyes que defienden al fuerte y que dejan
indefenso al débil, un lastre económico que solo sirve para engordar unos
mercados mal regulados.
Por eso yo creo que la esperanza está en que cuando
ya no nos queden derechos por los que luchar gentes capaces lideren a los
trabajadores en su camino hacia la conquista
y consolidación nuevamente de sus derechos, cuando no haya nada habrá
que luchar por todo y un poco será un buen comienzo; el camino ha de ser
trazado.
“No se trata de hacer sociedades donde
seamos todos iguales, ni menos
aún, de destruir
lo construido para crear algo diferente,
se trata simplemente de crear una sociedad
donde todos estemos en igualdad de
condiciones;
equilibremos pues la balanza”
Antonio Garcia Leal ®
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